Un millón de euros, cuando nos contaban que las obres de llar iban a costar una notable suma en ningún momento nos imaginamos esta cifra.
Fue desalentador al principio concienciarse de todas las iniciativas que había que desarrollar, un millón se dice pronto. Pero, por otro lado, la idea de alcanzar un objetivo tan espectacular convertía el proyecto en un reto atractivo y ambicioso.
Después de conocer el coste de las obras llegó la gran pregunta… ¿cómo lograr cubrirlo? Hacía falta la colaboración de mucha gente. Era imprescindible que las socias, y en especial las mayores, nos involucráramos en las diferentes iniciativas.
Dos amigas y yo decidimos fundar la “Comisión Obrera”, donde asignamos cargos a las niñas para sacar adelante las ideas solidarias que surgieran. Nuestra primera campaña fue “Los Roscones Solidarios”. ¿Qué familia no disfruta compartiendo un roscón en la comida de Reyes?
El primer paso fue ponerse en contacto con dos profesionales, Tere y Mari Carmen, e iniciamos el proyecto. Desarrollamos unos folletos y reunimos a varias familias para asegurar que cubríamos los costes y la venta era rentable.
En segundo lugar, contrastamos precios de diferentes tiendas y panaderías hasta conseguir la mejor oferta de los proveedores de ingredientes. Una vez hechos los cálculos, la compra y la distribución de los folletos, fijamos tres días para cocinar los roscones.
Contar con la ayuda de varias amigas para realizar dos equipos y la disponibilidad de dos cocinas profesionales (Oreig y Valldor), hizo posible llegar a cocinar 130 roscones de medio kilo cada uno.
El proyecto no fue rápido ni tampoco sencillo, implicó a muchísima gente desde el nacimiento de la idea hasta el reparto a domicilio de los pedidos con varios coches. Pero eso fue lo bonito y especial de esta iniciativa: el ver cómo una causa solidaria mueve tantas manos.
Los roscones nos han generado un ingreso casi 1.300€, pero la Comisión Obrera apunta alto, queremos recaudar con nuestras ideas el 20% del coste total, es decir 10.000 euros.
Todavía queda mucho por hacer para este gran proyecto, pero sabiendo su gran trascendencia no perdemos la ilusión y seguimos trabajando también las socias, porque Llar es de todas.
Rocío