A principios de junio, recién salidos del confinamiento, nos volvimos a poner en marcha. A unos cuantos días de San Juan, decidimos repetir la idea de los roscones, pero esta vez vendiendo cocas para la verbena.
Mari Carmen, profesional de la cocina, nos ayudó muchísimo. Y gracias a la experiencia que habíamos adquirido con los roscones, el proceso fue más fácil y rápido. Era importante también, dada la situación, que cumpliéramos en todo momento las medidas sanitarias. Todo esto lo hicimos con la ayuda del forn de Sarrià, que nos proporcionó todas las cocas hechas artesanalmente. Al final de la venta conseguimos recaudar 1720€.
Quizás lo que hayamos aportado para las obras haya sido tan solo un pequeño granito de arena, pero granito a granito surge una gran montaña. Todos estos proyectos nos sirven para poder ayudar a Llar, que tanto ha hecho por nosotras, y además nos unen porque Llar somos todas. ¡Nuestra meta está cada vez más cerca!
Valeria